Con el vasto acopio de sabiduría que poseo, parece una lástima no usarla, pero mantén mi mente libre de la recitación de infinitos detalles. Dame las alas para ir derecho al grano. Sella mis labios para que no hablen de mis achaques y dolores. Ellos van en aumento con el pasar de los años, como también mi gusto por recitarlos.
Pido la gracia de poder escuchar con paciencia el relato de los males ajenos. Enséñame la gloriosa lección de que a veces, es posible que esté equivocada. Mantén en mí una razonable dulzura. No quiero ser santa, pero tampoco volverme una vieja amargada.
¡Ayúdame a extraer de la vida toda la diversión posible. Nos rodean tantas cosas divertidas, que no quiero perderme ninguna!
Amén
Cuanta realidad has plasmado aqui.
ResponderEliminarParece una tontería, pero es cierto que nos vamos volviendo así, y bueno aún no me siento mayor, pero los 35 ya no los cumplo. :))
Me ha gustado. Besitos.