Este correo me
llegó ayer por la tarde, que gran realidad que hay entre estas palabras, es una
de tantas adicciones tecnológicas que vamos aquiriendo a lo largo del camino...
Queridos vecinos
blogueros y amigos, no quise ni siquiera poner una foto, no quise ni
siquiera poner un título que sugiera o que mencione algo,
casualmente para que todos puedan interesarse en poder leer, muchas veces
visitamos los blog’s de manera superficial, vemos la foto puesta o leemos algún
comentario y ya creemos haber leído todo….. me gustaría te des un tiempo como
hoy me lo dí yo para que luego saques tus claras conclusiones.
Imagino muchas enfermedades....Ese halo electromagnético
debe ser mortal no??? No lo se ….
No digo que no
hablen por cel, no digo que no se mensajeen por cel, solo les pido que traten
por lo menos de dar un descanso a los dedos, al cerebro y darle un poquito de
interés a las personas que aún saludamos esbozando una sonrisa o con la manita
levantada y que lamentablemente te pierdes por tener la idea fija en TU CELULAR!!!!
Gracias Anabel ;)
LA MUERTE DE LA
CONVERSACION
Acabo de leer en
internet que a la entrada de algunos restaurantes europeos les decomisan a los
clientes sus teléfonos celulares. Según la nota, se trata de una corriente de
personas que busca recobrar el placer de comer, beber y conversar sin que los
ring tones interrumpan, ni los comensales den vueltas como gatos entre las
mesas mientras hablan a gritos. La noticia me produjo envidia de la buena. Personalmente,
ya no recuerdo lo que es sostener una conversación de corrido, larga y
profunda, bebiendo café o chocolate, sin que mi interlocutor me deje con la
palabra en la boca, porque suena su celular.
En ocasiones es
peor. Hace poco estaba en una reunión de trabajo que simplemente se disolvió
porque tres de las cinco personas que estábamos en la mesa empezaron a atender
sus llamadas urgentes por celular. Era un caos indescriptible de conversaciones
al mismo tiempo.
Gracias al celular,
la conversación se está convirtiendo en un esbozo telegráfico que no llega a
ningún lado. El teléfono se ha convertido en un verdadero intruso. Cada vez es
peor. Antes, la gente solía buscar un rincón para hablar. Ahora se ha perdido
el pudor. Todo el mundo grita por su móvil, desde el lugar mismo en que se
encuentra.
La batalla, por
ejemplo, contra los conductores que manejan con una mano, mientras la otra,
además de sus ojos y su cerebro se concentran en contestar el celular, parece
perdida. Aunque la gente piensa que puede hablar o escribir al tiempo que se
conduce, hay que estar en un accidente causado por un adicto al teléfono para
darse cuenta de que no es así.
No niego las
virtudes de la comunicación por celular. La velocidad, el don de la ubicuidad
que produce y por supuesto, la integración que ha propiciado para muchos
sectores antes al margen de la telefonía. Pero me preocupa que mientras más nos
comunicamos en la distancia, menos nos hablamos cuando estamos cerca. Es triste
como nos distanciamos antes de
separarnos.
Me impresiona la
dependencia que tenemos del teléfono. Preferimos perder la cédula profesional
que el móvil, pues con frecuencia, la tarjeta sim funciona más que nuestra
propia memoria. El celular más que un instrumento, parece una extensión del
cuerpo, y casi nadie puede resistir la sensación de abandono y soledad cuando
pasan las horas y este no suena. Por eso quizá algunos nunca lo apagan. ¡Ni en
cine! He visto a más de uno contestar en voz baja para decir: "Estoy en
cine, ahora te llamo".
Es algo que por más
que intento, no puedo entender. También puedo percibir la sensación de
desamparo que se produce en muchas personas cuando las azafatas dicen en el
avión que está a punto de despegar que es hora de apagar los celulares. También
he sido testigo de la inquietud que se desata cuando suena uno de los timbres
más populares y todos en acto reflejo nos llevamos la mano al bolsillo o la
cartera, buscando el propio aparato.
Pero de todos, los
Blackberry merecen capítulo aparte. Enajenados y autistas. Así he visto a
muchos de mis colegas, absortos en el chat de este nuevo invento. La escena
suele repetirse.
El Blackberry en el
escritorio. Un pitido que anuncia la llegada de un mensaje, y el personaje que
tengo en frente se lanza sobre el teléfono. Casi nunca pueden abstenerse de
contestar de inmediato. Lo veo teclear un rato, masajear la bolita, y sonreír; luego
mirarme y decir: "¿En qué íbamos?". Pero ya la conversación se ha ido
al traste. No conozco a nadie que tenga Blackberry y no sea adicto a éste.
Alguien me decía
que antes, en las mañanas al levantarse, su primer instinto era tomarse un buen
café. Ahora su primer acto cotidiano es tomar su aparato y responder al
instante todos sus mensajes. Es la tiranía de lo instantáneo, de lo simultáneo,
de lo disperso, de la sobredosis de información y de la conexión con un mundo
virtual que terminará acabando con el otrora delicioso placer de conversar con
el otro, frente a frente.
ANONIMO
@Pandoblogmar
El teléfono tiene esclavizada a media humanidad.
ResponderEliminarY la otra media ansía ser esclavizada.
Que pena.
Besos.
Te doy enteramente la razón, hasta nos llaman en plena eucaristía y lo saben, pero rin, rin rin o el sonido de hoy
ResponderEliminarGracias por abrir los ojos
Sor Cecilia te deja un gran beso de ternura
magnifica entrada, todos directamente o indirectamente sufrimos la esclavitud del teléfono, hay que tener controlada a la gente.
ResponderEliminarUn beso.
Los avances en comunicaciones han logrado muchos avances en la sociedad y muchos de ellos bastante buenos.
ResponderEliminarPero como ocurre en casi todas las cosas, los extremos no son buenos...yo no tengo blackberry de esa ni internet en el móvil... creo que esta bien estar comunicado con los amigos pero una continua comunicación conlleva sus riesgos...
Soy un poco amante de la soledad y quizás por eso la sobrecomunicación no es una buena amiga para mi...
Prefiero conversar frente a frente y cuando realmente sepa que el que tengo en frente quiere escucharme.
un abrazo, me gustan estos post :D
quien nos iba a decir que ese objeto tan pequeño fuera adquirir una importancia tan grande en nuestras vidas, besinos miles querida y admirada amiga.
ResponderEliminarPues si las cosas son asi, pero tú y gente como tú, seremos capaces de que muchos le sigan dando el valor a escuchar y hablar frente a frente, viéndose los ojos , cruzando miradas, sintiendo la empatía de los gestos , tengamos esperanza.
ResponderEliminarTu entrada fabulosa .
Un beso
Excelente entrada. El uso que se le da la nueva tecnologia (celular) es extrema. Pero por fortuna habemos muchas personas que si valoramos la conversacion cara a cara. Me parde excelente idea que copnfisquen los celulares en restaurantes, aviones, charlas, salones de clases, cine. En fina en todos los lugares donde nuestra arencion se demande. Un abraXo
ResponderEliminarte dejo un fuerte abrazo, pasaba a saludarte!
ResponderEliminarSi Torito tienes tanta razón... las que ansían ser esclavas aún tienen la mitad de edad uffff...besitos ;)
ResponderEliminarSor Cecilia que gusto leerla y mire Ud. que ya ni eso respetan.. un abracito ;)
José Manuel si podemos estar esclavizados (me uno a tu opinión) pero creo que llega un momento en que te satura no? besitos y gracias por tu visita
BONHEUR un besito y mil gracias por tu comentario acertado también =)
ResponderEliminarMi querida amiguita Ozna si es increible pero creo también todos debemos poner de nuestra parte....no te parece? besosss
André tan lindo que es ir por ahí encontrarte con algún conocido y sonreir verdad? y que lástima cuando ese conocido pasa por tu lado y tu saluda y saluda y el con la cara metida donde????? EN EL CELULAR.... besos =)
ResponderEliminarMarilyn y que bueno que aún haya gente como nosotros, me alegro mucho besoss **
ResponderEliminarY otros paisajes gracias besos ****
HOLA AMIGA
ResponderEliminarTE VAS A REIR Y NO ME VAS A CREER, YO AL CELULAR NO LE HAGO EL MENOR CASO, LO OLVIDO EN TODOS LADOS, DENTRO DE LAS CARTERAS, VOY DE UN LADO A OTRO Y ME DOY CUENTA DE QUE NO LO TENGO... JIJII. MI MARIDO SE LO DEJA TODO UNA NOCHE DETRO DEL AUTO JIJII.
SÓLO ME GUSTA TENERLO CUANDO SALGO POR SI MI PAPÁ QUE ESTÁ MUY ANCIANO NECESITE ALGO. NADA MÁS.
ES RARO, AMIGA, TODAVIA QUEDAMOS ALGUNOS QUE NO NOS IMPORTA.
bESOS PERO TIENES TODA LA RAZÓN.