Y para terminar con una semana de mujer, encontré esta carta, se que el tema da para más pero quien sabe si alguien lee esta carta se siente identificada y decide decir.... NO MAS!!!!!!
Esa es mi esperanza..... ayudar.....
¿Cuántas veces me vi a mi misma en el suelo del baño,
agachada debajo de él, sintiendo como su saliva caliente caía sobre mí mientras
me gritaba? Deja de llorar como una niña. Estás loca. Nadie más te aguantaría.
¿Cuántas veces temblé en el suelo contando mis respiros, volviendo a mí misma
después de sofocarme en un ataque de pánico causado por uno de sus habituales
abusos? Pero él nunca me golpeó.
¿Cuántas horas permanecí en el suelo del baño después de
que él ya se hubiera ido a acostar, con mis ojos rojos causados por vasos
sanguíneos rotos? ¿Cuántas veces escuché el sonido de sus ronquidos y me di
cuenta de que se había quedado dormido a no más de un metro de distancia de mí,
que hiperventilaba aún víctima del ataque de pánico? ¿Cuántas veces susurré
fuertemente “¿Cómo llegué hasta aquí? ¿Cómo me convertí en esta mujer?”
¿Cuántas veces me dije a mi misma que me levantara, pidiera un taxi y saliera
por la puerta delantera? ¿Cuántas veces me levanté y me miré en el espejo y no
me reconocí? ¿Cuánto odio tuve por la mujer que me miraba de vuelta? Pero el
nunca me golpeó.
¿Cuántas veces, en vez de subirme a un taxi, me arrastré
a esa cama y desperté con sus brazos alrededor mío y él diciéndome que yo
causaba que él fuera así? Él no era así. Yo lo hice ser así. Necesito cambiar
la forma en que le hablo sobre ciertas cosas. No usar un tono de acusación. Si
tan solo fuera más suave para decirle las cosas, él podría reaccionar de una
forma diferente. ¿Cuántas veces hice exactamente eso de cambiar mi forma de
decirle las cosas antes de darme cuenta de que la única forma de evitar el
abuso era no decirle absolutamente nada? Pero él nunca me golpeó.
¿Cuántos correos electrónicos y mensajes de texto de
otras mujeres encontré? ¿A cuántas fiestas me llevó sin saber yo que una de
esas mujeres estaba ahí? Aprendí rápidamente a no hablar de eso para así no
arruinar YO una velada perfectamente agradable. Cuando un miembro de su familia
me preguntaba si un lápiz labial que había encontrado bajo el sofá era mío, lo
tiraba a la basura y no hablaba más del tema. Otra humillación recibida en
silencio. Pero el nunca me golpeó.
¿Cuántas mentiras difamatorias creó y propagó entre mis
antiguos colegas y amigos cuando lo dejé?¿Cuántas veces volví, creyendo cada
promesa de que era un hombre cambiado, creyendo cada disculpa que venía de su
corazón? Pero el nunca me golpeó.
¿Cuántas veces lo defendí y justifiqué su comportamiento
cuando le contaba a algún amigo sobre lo que él había hecho? ¿Cuándo dejé de
decirles cualquier cosa a todos para evitar la vergüenza de la locura de las
circunstancias en las que vivía, esa vergüenza de ser una mujer fuerte e
independiente que no podía cuidarse a sí misma lo suficiente como para alejarse
de una situación tóxica? ¿Cuándo dejé de esperar más? Pero él nunca me golpeó.
Nadie entendía de verdad. Nadie lo conocía como yo. Era
mi deber el protegerlo de la verdad de lo que él me hacía. No le diría a nadie. Estaba completamente
sola. Pero él nunca me golpeó.
Mi soledad significaba que comenzaría a creer lo que él
me dijera de mi misma. Comencé a creer en sus explicaciones irracionales a
pesar de lo que mi corazón y mis ojos me decían. Le permití que él definiera la
realidad. Me aislé. Se me hizo más fácil el alejarme de mis redes de apoyo que
tener que mentir sobre él.
Decidí algo. Marqué la línea roja que no cruzaría. El
minuto en que él me golpeara, me iría. Pero la verdad es que yo sé que tampoco
me habría ido si lo hubiese hecho. Habría racionalizado que al pegarme, él se
daría cuenta de cómo se le había escapado todo de las manos. Y todo cambiaría.
No lo habría dejado. Al hacerme daño, él me mostraba que me amaba. Le importaba
tanto, que se volvía loco. Le importaba tanto que lo superaba la rabia o los
celos o la tristeza y simplemente no podía controlarse.
Cuando se terminó, no se me permitió vivir un luto. Nadie
entendía como el amor, odio, miedo y comodidad podían existir simultáneamente.
No podían comprender que no solo perdí a mi abusador, sino que también a mi
confidente, la persona con la cual hacía la cena, la persona con quien veía
películas en días lluviosos, la persona con quien reía, la persona que me
conocía. Perdí a mi compañero. ¿Cómo le explicas a alguien que el abuso era
solo una parte de lo que él era? ¿Cómo te explicas eso a ti misma?
Aún hay días en que recuerdo los lindos momentos y me
pregunto si realmente fue tan malo. Como una niña, estoy aprendiendo a
redefinir los límites del comportamiento normal y a volver a fijarme
expectativas. Me recuerdo a mi misma que los actos de violencia nunca pueden
ser actos de amor.
Por primera vez, veo mi propio reflejo en otras mujeres
que han escapado de las profundidades de tal oscuridad. Mujeres
indescriptiblemente valientes a quienes no he conocido, pero que han compartido
sus historias y que, al hacerlo, me han salvado. Esas mujeres me recibieron con
su dolor y sin saberlo me convencieron de que no estaba sola, de que merezco
más. No había creído esa verdad en mucho tiempo.
El hecho de saber que otras personas estaban en la misma
situación que yo, permitió que mi vergüenza se disipara. Solía recurrir a la
creencia entrenada de que yo estaba loca, demasiado sensible o que había
imaginado todo. No podía reconciliar las ideas de amor y abuso. Me había
permitido a mí misma el aceptar que ambos existían. Sus historias me permitieron
perdonarme a mí misma. Verme a mí misma en sus ojos me ha permitido ponerle
nombre a mi abusador. A definir que mi experiencia fue la de una mujer abusada.
Y a seguir adelante.
Hoy rezo porque mis palabras lleguen a mujeres
destrozadas mirando sus reflejos en el espejo, y espero que las llenen de
fuerza y amor que necesitan para levantarse a sí mismas y salir de las
profundidades.
Que sufrimiento, que angustia se puede vivir, que desesperación ser humillada de esta manera, que decepción puede tener una mujer maltratada por la persona se supone la ama. En fin
gracias @mujerypunto.cl
Bueno amiga, qué mujer tan valiente al compartir su testimonio de vida, es terrible cómo llega a afectar el abuso que la realidad se desvirtúa y ya no se sabe lo que es bueno o malo, aunque duela, ya el dolor es parte del amor.
ResponderEliminarPor mi la pena de muerte contra esos malnacidos, pero aún nos falta mi niña... Besossss y gracias por compartir!!! Feliz findeeeeee♥
Esa carta pone la piel de gallina, no me entra en la cabeza cómo una persona que en un momento ha amado, se puede convertir en un maltratador.
ResponderEliminarYo creo que el maltrato sicológico, en cantidad de veces, es mucho peor que el físico, de todas formas, tanto uno como otro, es preciso desterrarlos de toda relación.
Cariños y buen fin de semana.
Kasioles
Es la peor y mas infame demostración del lado oscuro del ser humano.
ResponderEliminarTodo mi apoyo para el ser maltratado y mi mayor desprecio para el cobarde maltratador.
Un beso.
Ojala esto se acabará ya.PERO YA.
ResponderEliminary OJALA, LA mujer que vea o sufra el primer maltrato, por pequeño que sea, reacionara a tiempo.
Besitos