Lo que yo quería era simple. El café negro y el chocolate
espeso, su mano en mi nuca y sus labios en mi piel. Toda su atención, sólo un
poco, sólo todos los días. Quería hacerle reír, recordarle que la vida era tan
fugaz que me asustaba. Al final del día, quería decirle que sólo necesitaba el
peso de su mano en mi cadera para quedarme dormida.
¡Qué bonito, no se si eso es el cielo o es amor! ¡No, no son ambas cosas!
ResponderEliminarPrecioso .
Besos´
André