Cada que me besaba causaba una revolución en mi cuerpo.
Mi alma danzaba bajo el compás musical de mi corazón.
Mis sentidos se volvían
locos.
El olfato sentía su perfume, la vista saboreaba sus colores, el sentido
veía sus caricias, el oído olfateaba sus dulces “te quieros”, y la boca
escuchaba a sus besos mensajeros.
Traían un mensaje de amor y pasión
desenfrenada.
Que más daba sucumbir ante esa revolución inminente.
Así Decidí
dejar de remar en contra de su corriente y dejar que me arrastrará hasta donde
el río se junta con el mar.
No tenía nada que perder.
Y apostaba todo a las de
ganar.
gracias@SamuelBejarano