Usted coge una hoja blanca, la presenta a las personas y pregunta: ¿Qué es lo que ustedes observan aquí? Y todos van a responder: "Pues, ¡una hoja blanca!"
Luego usted derrama un poco de tinta en medio de la hoja, muestra y pregunta nuevamente: ¿Qué es lo que están viendo ahora? Y la respuesta no será otra: "¡una mancha!"
La misma realidad se repite con relación al ser humano. Una persona puede haber hecho noventa y nueve cosas buenas, pero si algún día hiciese algo errado todo el mundo sólo va a ver el error. Olvidarán fácilmente toda la parte de la "hoja blanca" para ver solamente "la mancha".
A pesar de ser así las cosas, vale la pena continuar haciendo el bien, viviendo mejor, y tener al mismo tiempo, la mente y el corazón preparados para saber aceptar, en caso de equivocarse, la mediocridad de las personas que, desafortunadamente, van a juzgar y ven solamente el error.
No se puede olvidar, sin embargo, una verdad: el bien que se efectuó no se borrará jamás, por lo menos delante de Dios.
Somos ingratos los seres humanos, claro, quedan los que valoran y no olvidan el bien.
ResponderEliminarBesotes :)
Volvì porque en realidad tambièn es importante el tamaño de la mancha....
ResponderEliminarPor estas ùltimas experiencias de vida que he tenido,me atrevì a cerrar unas puertas, hay manchas y manchas.
Ahora no perdonar errores como si fueramos dioses perfectos noooo.
Claro.... además hay corazones limpios que poco les importa el tamaño de la mancha.... aunque no dejamos de pensar que dejó huella...en fin... :)
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