Humeando...

Aspiro despacio y profundamente, saboreando la bocanada de humo que inunda mi garganta; mi pecho se dilata mientras el humo entra en mis pulmones. Parte de ese humo sale por entre mis labios, otra, por la nariz, mezclado con mi respiración. Mi mirada se pierde lejos de la humareda, mi pensamiento divaga por recuerdos, pensamientos, ideas, formando una extraña sensación de sucesiones que permiten que mi cabeza no se detenga demasiado tiempo en ningún punto determinado.

Escucho mi propia respiración y el latido de mi corazón en mis sienes; cierro los ojos y pienso…

Siempre son gratos los momentos en los que tú ocupas mi mente. Recuerdo cada instante con ese regusto inolvidable que deja lo bueno. En aquel primer contacto y aquella sensación de que ya llevabas mucho tiempo en mi vida: me eres grato, entrañable y, en aquel preciso instante te volviste, además, necesario para mi rutinaria vida….

Centro mi pensamiento en mi espacio. Observo lo que me rodea que, por cotidiano, es casi invisible….

Mi pensamiento cambia y se gira hacia mi tiempo. A veces me pregunto, como ahora, que qué es lo que hago aquí; y no me refiero a mi casa, me refiero al mundo, a la vida; cuál es el sentido de levantarme por las mañanas, cuál es el motivo para dar el siguiente paso y, la verdad, es que todo me lleva a ti.....

Quiero adivinarte, quiero presentir lo que deseas, dedicarme a hacerte feliz, conocer cada centímetro de tu alma, de tu pensamiento. Quiero perderme en ti, en tus sombras y tus luces, recorriendo despacio la distancia (maldita distancia). Beber en tu sonrisa y vivir en ti, para ti…

Simplemente tanta vagación me está dando vueltas en la cabeza… cosas de la edad verdad?