El esta tumbado, medio tirado en el sillón. La camiseta
sin mangas, deja notar una enorme barriga cervecera.
Con los
pantaloncitos cortos y las zapatillas de dedo, sus peludas piernas descansan
sobre el cojín del suelo.
La barba no
afeitada del fin de semana, el brillo del sudor en su cara y el poco pelo que
le queda despeinado, terminan de describir la estampa.
En la mano, una
cerveza. En la otra, el mando del televisor. En la mesa, dos latas de cerveza
ya vacías, el cenicero lleno y un plato con cáscaras de maníes. El cigarrillo,
colgando de la comisura de la boca.
Viendo el partido
de fútbol en la televisión, apenas dice ni hace nada sino es para acordarse de
la familia del árbitro.
Ella sale de su
habitación, monísima. Guapa, elegante, arreglada y perfumada, pasa por delante
de él cuando le pregunta:
¿Adónde vas tan arreglada?
Ella le contesta:
A dar un paseo con mis amigas
Antes de salir por la puerta, se detiene un momento, se
queda mirando el lamentable cuadro y hace, en alto, esta pregunta:
¿Será posible que
yo algún día vuelva a amarte?
A lo que él, sin
apartar los ojos del televisor, responde:
Y TU, ¿cuándo mierrr.....
Estuviste en Marte?
(Él aún está
internado en Terapia Intensiva con diagnóstico de politraumatismo y
trauma encéfalo cerebral grave).
jajajajaaaaaaaaaaaaaaa si es que son pa' matarlossssssssss ^^
Hola Patty, las cervezas se las congelas, y el mando también, no son nadie sin el fútbol y la cerveza. Un ABRAZO
ResponderEliminarAlgo de razón tenéis, en muchos casos. Somos así que le vamos hacer, así hay que querernos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Jajajajajjaaaaa
ResponderEliminarGenial!!!
Besos.