Nos hemos olvidado de que la felicidad,
en realidad, son momentos, son preciosos fragmentos de tiempo que van y vienen
como pompas de jabón relucientes que estallan y desaparecen…, pero que nos
dejan a la vez, esa sonrisa satisfecha en el rostro, ese hálito de ilusión con
el que evocar el propio recuerdo de vez en cuando para sentirnos niños de
nuevo.
Cerremos por un momento los ojos y
pidámosle a nuestra memoria que nos traslade en el tiempo hasta un instante
feliz. En poco más de un segundo estaremos ahí, en alguna travesura de infancia
con nuestros compañeros de clase, o jugando en la piscina con nuestros hermanos,
esos momentos compartidos, engarzados con el hilo dorado de las emociones, de
la complicidad y el cariño configuran por sí mismos una joya única en nuestra
memoria más íntima, en nuestra historia personal.
No dudes pues en construir momentos
extraordinarios cada vez que sea posible…
Hola Patty, tenemos tantos momentos buenos para recordar y que a mi me gusta hacerlo y comentarlos con mi familia.
ResponderEliminarBesos.
A mi me encanta recordar los momentos felices.
ResponderEliminarYa me gustaría volver a vivirlos.
Un beso
De acuerdo. Cuando las cosas no están del todo bien, evocar momentos felices aligeran nuestro paso.
ResponderEliminarUn beso, Patty.
La gente no se olvida de la felicidad, creo que no la reconoce o no la sabe buscar. Un beso
ResponderEliminarEso es la vida, esos hermosos ratos de felicidad que luego nos endulzan al recordarlos y desear tener otros nuevos.
ResponderEliminarUn beso.
Eso mismo deberíamos hacer todos, recordar esos momentos felices, aunque los malos no se olvidan tan fácil.
ResponderEliminarBesos, Patty.
La felicidad reside en las pequeñas cosas y suele ser efímera.
ResponderEliminarDeberíamos vivir más en el presente y así apreciaríamos esas pequeñas cosas que llenan una vida.
Buen finde, Patty.