Me quedo contigo.
Con cada mensaje de buenos días, con tus “te echo de
menos” a cualquier hora y en cualquier parte. Con cada “tengo ganas de verte”
que se cumple en unas horas. Con cada despedida en la que me besas como si
fuese la última vez que me ves.
Con cada vez que nos reímos sin motivo, porque tus
cosquillas me recuerdan que la risa es mi terapia favorita en esta vida. Con
cada beso que me robas. Con el aliento que me quitas a punta de tus labios.
Me quedo contigo.
Con abrazarte tan fuerte que me duelan los brazos. Con
oler tu cuello y querer quedarme a vivir en él. Con respirarte y sentir que
estoy donde quiero estar. A tu lado. Y que no me importa el lugar si estoy
contigo.
Me quedo contigo.
Con tu forma de mirarme. Con tus ojos, que me enseñan que
hay un mundo al otro lado en el que me gustaría vivir para siempre. Con tu
forma de acariciarme, como si me fuese a romper.
Contigo. Con esas manos que quiero que se fundan con las
mías por y para siempre.
¿Te queda claro?
Gracias@AlejandroSotodosos
Totalmente, Señora Condesa. Es claro y revelador
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